Lic. Oddone Sebastian
Levaduras Kveik y agua dura
Llega el verano y comienzan los problemas de control de temperatura en la fermentación de cerveza. Es sabido que la falta de control puede comprometer la fermentación y dar lugar a flavors no deseados.
Una posible solución es el uso de las Kveik, consorcios de levaduras o bien levaduras individuales históricamente adaptadas para desarrollar su capacidad fermentativa a altas temperaturas y sin presencia de off-flavors.
Esa es una clara ventaja de este tipo de levaduras, además de la alta velocidad de fermentación (en 2 a 4 días podemos tener la cerveza lista) y la posibilidad de ser almacenada por mucho tiempo.
Por otra parte, son productoras de una cantidad de esteres cítricos y frutales que pueden quedar muy bien en algunos estilos, en otros sin embargo, no tanto.
Otra característica es la alta floculacion, que brinda un mosto muy clarificado en poco tiempo.
Esta aparente ventaja se puede transformar en una desventaja si intentamos gasificar naturalmente. No quedaría levadura suficiente como para una correcta re-fermentación en botella (esto debe ser verificado en cada mosto y con cada cepa, y en todo caso a la hora de re-fermentar está la opción de inocular una levadura para ello).
La alta floculacion también presenta riesgo de sub atenuación. Es decir, que nos queden mostos con presencia de azúcares residuales, y alta densidad final. Esta característica puede verse exacerbada por una alta concentración de calcio.
Hace poco hice una prueba cocinando la misma cerveza, con la misma levadura, pero con dos aguas diferentes. Un agua de pozo con altísimo nivel de calcio y un agua de red muy blanda.
Las diferencias de atenuación fueron claras. La densidad final alcanzada con agua de pozo fue mayor a 1020, mientras que con agua de red fue cercana a 1010. En este último caso se logró un producto mucho más agradable, sin ese final dulce característico de una mala atenuación.
Una posible solución es el uso de las Kveik, consorcios de levaduras o bien levaduras individuales históricamente adaptadas para desarrollar su capacidad fermentativa a altas temperaturas y sin presencia de off-flavors.
Esa es una clara ventaja de este tipo de levaduras, además de la alta velocidad de fermentación (en 2 a 4 días podemos tener la cerveza lista) y la posibilidad de ser almacenada por mucho tiempo.
Por otra parte, son productoras de una cantidad de esteres cítricos y frutales que pueden quedar muy bien en algunos estilos, en otros sin embargo, no tanto.
Otra característica es la alta floculacion, que brinda un mosto muy clarificado en poco tiempo.
Esta aparente ventaja se puede transformar en una desventaja si intentamos gasificar naturalmente. No quedaría levadura suficiente como para una correcta re-fermentación en botella (esto debe ser verificado en cada mosto y con cada cepa, y en todo caso a la hora de re-fermentar está la opción de inocular una levadura para ello).
La alta floculacion también presenta riesgo de sub atenuación. Es decir, que nos queden mostos con presencia de azúcares residuales, y alta densidad final. Esta característica puede verse exacerbada por una alta concentración de calcio.
Hace poco hice una prueba cocinando la misma cerveza, con la misma levadura, pero con dos aguas diferentes. Un agua de pozo con altísimo nivel de calcio y un agua de red muy blanda.
Las diferencias de atenuación fueron claras. La densidad final alcanzada con agua de pozo fue mayor a 1020, mientras que con agua de red fue cercana a 1010. En este último caso se logró un producto mucho más agradable, sin ese final dulce característico de una mala atenuación.